Siempre he
sido una niña corriente. He crecido en una familia un poco desestructurada.
Somos tres hermanas de edades bastante diferentes siendo yo la mediana. Mis
padres están separados desde que yo era pequeña… no tengo constancia de verles
unidos y queriéndose, pero sí tengo recuerdos de cuándo aún estaban juntos pero
sin ninguna muestra afectiva entre ellos.
Los
recuerdos no son positivos.. yo tenía aproximadamente 4 años… es un poco
difícil intentar recordar cosas a una edad tan temprana pero yo sí que los
tengo. Siempre he pensado que si esos “recuerdos” o situaciones son negativas,
da igual la edad en la que estés… si algo te parece injusto incluso siendo una
niña, siempre te quedará grabado… quieras o no.
Y esta
entrada va centrada principalmente en el MIEDO… ¿Creéis que hay peor
sentimiento que éste? El miedo dependiendo la situación puede sobrellevarse…
pero si es una persona de tu propia sangre la que te genera este sentimiento…
¿Cómo puedes afrontarlo, aún siendo una niña?
Tener PÁNICO
a tu propio padre es uno de los peores sentimientos que puede haber… Él era
totalmente consciente de ese miedo que generaba, sintiéndose orgulloso pensando
que miedo era sinónimo a respeto, nada más lejos de la realidad…
Para bien o para
mal, yo siempre he sido la hija “rebelde”, adjetivo que se me achacó aún
teniendo 4 o 5 años de edad. Mi hermana mayor era la hija que todo el mundo
querría tener, o eso intentaba mi padre que fuera…
Recuerdo uno
de los días en los que me había llamado la atención por algo, y tal era su
enfado que empezó a pegarme una y otra vez.. yo al ser tan pequeña no dejaba de
llorar, alzando la vista mirando a mi madre, aquella que creía que era mi
salvadora, viendo que no movía un pie en mi defensa… algo que lleva grabado en
mí, toda mi vida.
Gracias a
Dios, este ser sin sentimientos nos abandonó cuando tenía 5 años… por lo que
los recuerdos de mi infancia con él en ella son mínimos… siempre he dicho que
para tener personas de este tipo en tu vida, por mucho que formen parte de tu
familia, vale más tenerlos bien lejos…
Ahí empezó
mi cambio, o más bien, el cambio de rumbo de mi vida… pero… ¿para bien, o para
mal?